Cien años de sol es realismo mágico. Es la plaga del insomnio, que debe ser suficiente para que toda una comunidad se olvide incluso de los que están aquí. Es Mauricio Babilonia rodeado de amarillas marillas. Son muchas cosas que se mueven sin explicación. Es remedios, la bellezasubiendo al cielo. Es el fantasma de Prudencio Aguilar quien sigue a José Arcadio Buendía todas partes. Cien años de sol Es una historia llena de deseos, supersticiones y magia. Pero también es la Guerra del Millón de Días, el condado civil más mortífero de Colombia, entre 1899 y 1902. También es la masacre bananera de 1928, cuando el ejército sofocó una batalla contra la United Fruit Company con una brutal matanza de obreros. .
La primera adaptación audiovisual de una de las grandes novelas españolas de la historia se mueve en esa dicotomía entre un Macondo mítico, “la tierra que nadie les había prometido”, y la historia de una nación marcada por la violencia. Han pasado casi seis años desde que Netflix anunció a principios de 2019 que compraba los derechos para adaptar la novela cumbre de Gabriel García Márquez. En palabras de Rodrigo García, hijo del Premio Nobel, sólo le quedaron tres peticiones que le había dejado el escritor para considerar una versión audiovisual de su obra: que si se contaba “en muchas horas, en español y en Colombia”. El próximo 11 de diciembre Netflix presentará por primera vez uno de los proyectos audiovisuales más ambiciosos de la historia de América Latina.
Para narrar este regreso de todas las generaciones de Buendía, la serie emplea un total de 16 capítulos, divididos en dos periodos de cada episodio. El proyecto fue una tarea para todos los involucrados. A las dificultades de cualquier adaptación se suman las expectativas dispares de tratar con una novela corta con más de 50 millones de copias vendidas en todo el mundo y el deseo de toda una sociedad de tener versos reflejados en la pantalla. Nuestros directivos le recibirán como un homenaje en Colombia. Así lo dijo Natalia Santa, coordinadora del equipo impulsor, en una entrevista por videollamada a mediados de octubre: “Para nosotros fue muy importante entender la novela primero como un gran documento de la historia de Colombia y también como un retrato de nuestra sociedad. , ya que somos como una nación, una nación que ha pasado por siglos de violencia. es Cien años de sol Hay un relato muy crudo de la violencia en Colombia, que involucró el nivel político, pero también en el país, en las familias”.
El proyecto de adaptación estuvo en manos del dramaturgo y guitarrista puertorriqueño José Rivera, entre los que pasó a tres guionistas colombianos: Camila Brugés, Albatros González y Natalia Santa. Ellos, en un trabajo que duró dos años y medio y que siguió desarrollándose en paralelo a la producción, tuvieron que poner ante sí la gran extensión de una novela llena de personajes y acontecimientos, que los obligó a decidir qué sería. era eso lo que importaba y si no, seguir la forma en que aparece. A pesar de la trama de saltos en el tiempo, una condición de Netflix era que la narrativa estuviera en orden cronológico. También decidió incluir la voz de un narrador que decía una unidad a una obra mientras el tiempo avanza a gran velocidad, con personajes interpretados por tres o cuatro actores distintos en distintas fases de sus vidas, como en los casos de José Arcadio el suyo y de a él. Aureliano. En esta selección de encuentros tengo claro que hay que quedarse con todos esos momentos icónicos porque más que nadie esta historia ha quedado grabada. “Son imágenes preciosas que los lectores esperan y que los espectadores seguramente esperarán de la serie”, explica la guía Camila Brugés.
Dentro de la verdadera historia
“El Macondo de la serie es un Macondo históricamente correcto. Ciertamente no es el Macondo que todo el mundo imagina, porque depende de cada líder, pero es un Macondo que está dentro de la historia real, que cuenta la historia política, arquitectónica… Parece que esa era la forma más segura de Tratamos a estas personas míticas, como un Macondo histórico”, afirma Bárbara Enríquez, responsable de diseño de producción. El siglo de la historia del tema no sólo recurre a personajes y encuentros, sino que también muestra cómo creó ese pueblo utópico que crearon los primeros José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, junto a otros familiares y amigos, durante la marcha de la ranchería. .
“Macondo es una combinación de escenografía y mucho ingenio civil”, continúa Enríquez para videollamada. Ese pueblo, que creció al ritmo que avanzaba la serie en su rodaje, surgió en Alvarado, cerca de la ciudad de Ibagué, lugar donde, en su orografía, se podía registrar el Caribe colombiano, donde se desarrolló la novela. y que reunamos las condiciones logísticas para emprender un viaje de esta magnitud. Más de 200 trabajadores trabajaron durante un largo período en la construcción de la villa, desde su revestimiento y sistema eléctrico hasta la acería, en una evolución de cuatro fases hasta llegar a lo que en producción se denominó “Macondo 4”, la versión final y más completa del mundo. el lugar. “La idea era crear un recorrido por la historia arquitectónica de Colombia. En Macondo tenemos la arquitectura vernácula, barricada y cañabrava, donde entra la arquitectura colonial, luego la republicana, desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Es un regreso a los grandes edificios del país y nos apoyamos mucho por parte del Caribe colombiano”, afirma Enríquez.
Casa Buendía, la casa familiar protagonista, también crece y evoluciona. “Sí Macondo es el más grande de todos Cien años de solla casa es lo más importante, es la persona más importante, el útero donde se producen los conflictos de esta familia de personas. Es una casa que está feliz, que está deprimida, que va a la guerra, que quiere renacer…”, detalla el diseñador de producción. El edificio, que tiene su fachada en el pueblo del conjunto central, pero cuyo interior se reproduce por separado, duró 25 semanas en la lista de los de su primera versión. Desde entonces, y como pasa en la historia, fueron añadiendo viviendas, cambiando materiales antes de tener dos plantas. Esta evolución nos obligó a organizar los planos de tal manera que, tras haber captado las escenas en casa en una de sus fases, el equipo aprobó el rodaje en otros lugares para trabajar en la evolución de la construcción. “La casa es un hogar más grande”, concluye Enríquez.
Más de 34.000 prendas de vestir
Estudiar la moda de la época no fue fácil para el equipo liderado por la diseñadora de ropa Catherine Rodríguez. Las 34.000 prendas y calzado que se ven en la serie fueron creadas desde el principio por un equipo 100% colombiano. “El vestuario es como un animal vivo”, continúa Rodríguez, pero un animal del que era difícil encontrar registros para una época en la que la fotografía era sólo de la época de las clases altas. Para él, se basa en las ilustraciones de la Comisión Corográfica —un proyecto científico que impulsó al gobierno a mediados del siglo XIX a obtener una descripción completa de la Nueva Granada— o en los libros de viajeros como el español José María. Gutiérrez de Alba. “Esas grandes canciones de investigación que a veces se traducen en moldeo, que a veces se traducen en investigación de texto”, describe Rodríguez.
Una de las premisas de la confección era que existieran sus propios artesanos encargados de elaborar las piezas que proponían el material, “que eran piezas artesanales que pasaban de sus manos a nosotros”, dice Rodríguez. La comunidad indígena, la comunidad indígena más poblada de Colombia, también participó en la elaboración, siguiendo sus propios métodos, de la vestimenta de las personalidades individuales de esta historia, visita y catástrofe.
Orquesta colombiana de gaitas y cuerdas
Macondo toca las gaitas colombianas, la orquesta de cuerdas. Viento y chicharras. A tambores militaris. “Macondo es muy rico en sonido, este país es muy rico en sonido. Mezclar esos mundos fue lo más complicado”, afirma el compositor Camilo Sanabria, involucrado en la banda sonora mientras Juancho Valencia se ocupaba de la música en vivo de la serie. Crear la atmósfera adecuada fue una de las claves para que el universo cumpliera Cien años de sol modestia para mantenerse. “Estaba experimentando con los sonidos muy básicos de Génesis, elementos muy primarios, como un tambor, el viento… Poco a poco el sonido se fue sofisticando con el tiempo”. Como cuando vinculó el piano de Pietro Crespi con Macondo y pasó a formar parte del ambiente sonoro europeo.
“Ha habido una investigación muy rigurosa, pero también tenemos que intentar deconstruir esta música folclórica y darle forma. Debemos ser muy flexibles porque contamos con la creación de un mundo nuevo”, explica la música. Instrumentos como las botellas o la marimba ayudan a marcar el paso del tiempo y también a buscar el humor del absurdo muy presente en la historia. El sonido de la guerra en Macondo es el sonido de una guerra triste marcada con instrumentos de cuerda y percusión. “Este es un Macondo lleno de mundos, de sonidos muy raros y especiales, de capas muy diferentes”. El compositor utiliza el parecido de alquimia que introduce al gitano Melquíades en la historia. “Con la alquimia quiero crear oro a partir de otros materiales. La música es así, a partir de un material diseñado para crear otro, una atmósfera… Es la búsqueda de la identidad”.
Y así, con numerosa información en primer plano, segundo y tercer piso, de texturas, sonidos, imágenes, palabras, y también con las 16.000 plantas autónomas del Caribe levantando el decorado para que Macondo lo pula y aceite como el lugar que describió Gabo, es como realismo mágico literario cobra vida en la pantalla. “Esta es la era de los términos tecnológicos y de los avances en imagen y audiovisual, en la que podría haber hecho mejor las cosas que señala García Márquez quien triunfa en Macondo”, argumenta Natalia Santa. “Fueron hechos extraordinarios pero se asumió una forma ordinaria. A nadie le sorprende este remedio, la bellezaascender, simplemente ascender. Melquíades no envejece. A Mauricio Babilonia le buscan las amarillas. Son cosas que pasan y se asumen con naturalidad”, explica el guía.
En los 16 capítulos de la serie hay muchas cosas que cambian respecto a la novela, otras que seguirán igual. Todos los involucrados en la producción parecen tener múltiples reacciones en lectores y espectadores. Pero lo que no ha cambiado, ni podía cambiar, es el comienzo de la historia: «Muchos años después, frente al fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía tuvo que registrar aquel tardío y remoto momento en que su padre lo crió a conocer el cielo». .